Jamás imaginé que hace tres meses atrás iba a tomar la mejor fotografía de mi vida (hasta ahora).
Retratar el instante de la llegada al mundo (y nada mas ni nada menos que mi segundo hijo) fue una experiencia de las mejores -tanto personal como fotográficamente hablando- y que nunca voy a olvidar.
Los últimos días y noches se me cruzaban tantas cosas que podían suceder donde jamás imagine que el resultado de la toma iba a ser algo difícil de superar (por todo lo que ello comprende desde ya).
A todo esto, se le suma que el día que eligió el pequeño para salir, fue el día de mi cumpleaños, así que siempre tendremos un motivo mas para festejar juntos.
Fue un total de 12 fotos en 50 segundos (de 09:39:10AM a 09:40:00AM), donde la foto elegida fue la segunda que tomé de Luca con sus brazos recibiendo al mundo, el mismo mundo que a la vez lo estaba recibiendo con mucho amor.
Desde el aspecto técnico, al ser la primera vez que ingresaba a tomar una fotografía a un quirófano, no sabia cuales iban a ser las condiciones de luz al momento de empezar a disparar; así que mientras esperaba a que bajen el campo quirúrgico las elección de la configuración fue de ISO-100, f/4.5 para asegurarme que no queden detalles fuera de foco y una velocidad de 1/60s lo cual hoy, viendo esa configuración, hubiera subido un punto el ISO y la velocidad a un mínimo de 1/100s. El lente elegido fue el 35mm 1.8.
Más allá de todo dato técnico, ese momento, con cámara o sin cámara en mano, quedará guardada en mi corazón como uno de los momentos mas maravillosos de la vida.